sábado, 14 de enero de 2012

HACIENDA SOMOS TODOS

¿Quién no conoce la frase de "Hacienda somos todos"?. Seguro que en alguna ocasión la habéis oído. 

Pero mucha gente no piensa eso. Quizá piensen, que Hacienda somos todos, pero a ellos no les gustan las aglomeraciones, o quizá, son más de esa frase que dice "de Hacienda, de la familia y del sol, cuanto más lejos mejor".

Obviamente, me estoy refiriendo a aquellos que no pagan impuestos, y no porque no deban o no puedan hacerlo (lógicamente, a esa gente hay que ayudarla entre todos, y para eso el sistema es solidario), sino que no lo hacen porque directamente, defraudan. Esa gente, le está haciendo un daño terrible a éste país. Y no son unos pocos, son miles y miles de ciudadanos, a muchos de los cuales, luego les falta tiempo para pedir becas para sus hijos, pedir que arreglen tal autovía, quejarse porque hay que esperar mucho para ir al médico, o decir que la justicia es lenta.

Podría parecer, tras la lectura de éstas palabras, que yo estoy encantado con pagar impuestos, realmente, tampoco es así, es decir, me fastidia pagar impuestos, pero entiendo que tengo que pagarlos para que todo vaya mejor, y el estado del bienestar se mantenga. Porque hay una cosa más clara que el caldo de un asilo, los bienes y servicios públicos, se financian con la recaudación de impuestos.

Estamos en un momento de crisis económica brutal, donde hay que tomar una serie de medidas impopulares para cualquier gobernante. De lo primero que se habla es de reducir el déficit del estado. Para los profanos en temas económicos, basta decir que cuando uno gasta más de lo que ingresa, se genera un déficit. En caso contrario (ingresos mayores que gastos) se tiene superávit. Si lo que tenemos en éstos momentos, es un déficit enorme, lo que hay que hacer es frenar los gastos (congelando los sueldos de los empleados públicos, recortando en diversos campos donde actúa el estado: sanidad, educación, justicia, medio ambiente, etc) y aumentar los ingresos (básicamente, subiendo los impuestos, tasas y contribuciones especiales: por ejemplo subiendo el tipo del IRPF, el recibo de la contribución IBI, etc).

Pues bien, si todos los ciudadanos que estuvieran obligados a pagar impuestos, lo hicieran, y sobre todo lo hubieran hecho en éstos años anteriores, en la medida que corresponde, el problema actual, seria muchísimo más liviano. Y si a lo anterior, se le uniera una clase política responsable, que no hiciera los desmanes que han hecho, mejor que mejor.

Voy a centrarme en el pago de impuestos, porque de las locuras de los políticos corruptos, debería encargarse la justicia.

Os pongo un ejemplo, sirviéndome de un spot de cerveza que salía en televisión, que seguro, todos entendéis. Cuando salgo con mis amigos, a tomar unas cervezas, tenemos dos alternativas: cada uno paga una ronda o ponemos un fondo común y vamos tirando de él. No importa lo que cada uno tome, todos ponemos por igual y se van pagando las consumiciones. Si falta, se pone más. Si sobra, el tesorero se lo queda para la próxima.

Si alguno no puede, los demás le cubrimos porque sabemos que no puede y no hace falta ni que lo diga, le conocemos, sabemos cuál es su vida, cuáles son sus problemas y preocupaciones. Pero nadie se queda sin tomar lo que quiera. Lo que me molesta, imagino que a vosotros también, es que viniera alguien, se uniera a nosotros y tuviéramos que pagarle la mariscada, el café, los "güiskis" y todo lo demás y luego nos enteráramos que podía haberlo pagado o que simplemente se ha aprovechado de nosotros. Eso, que me "chuleen" es lo que llevo mal.


Pues esto ocurre en España. Cuando yo pago impuestos y otros se escabullen, es decir, pagan menos personas de las que deben o pagan menos dinero de lo que les corresponde, ¡me chulean! Cuando se dan pisos, ayudas, subvenciones a quienes realmente no lo necesitan, ¡me chulean! Cuando están apuntados al paro, cobrando ayudas, y tienen un trabajo encubierto, por el que también cobran y no lo declaran ¡me chulean! Cuando se trata de manera discriminatoria a los que estamos sometidos a una nómina frente a los que tienen profesiones más libres y díficiles de controlar, ¡me chulean! Cuando veo mermados mis derechos laborales, cuando me aumentan los años de cotización para jubilarme, cuando me roban en el sueldo y la vida se encarece mientras que los "politiquillos" siguen con sus chanchullos y sus golferías, ¡me chulean! No voy a aburrir con tanto ejemplo. Esto no está bien diseñado, no es operativo y debe ser pensado y cambiado. Pero sobre todo, hemos de cambiar nuestra forma de ser y nuestra forma de actuar, es decir, dejar de ser ese país de pícaros, ese país de Rinconete y Cortadillo que tan bien describió Miguel de Cervantes, hace ya tantos años.

Y ya que empecé con una frase referida a Hacienda, terminaré con otra, no menos contundente, "Todo en ésta vida es mentira, menos la muerte y los impuestos".

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